domingo, 6 de julio de 2014

TRADUCIENDO A MARTÍ DE VESES.


TEXTO ORIGINAL

Em duu el fresquet del matí
a aquells dies de esmorzar al parc,
húmida la terra recent regada,
i el xicotet entrepà de la mare,
asseguts tots cuatre al banc del paseig.

Piscina, darrere la digestió,
xipolleig infanntil entre rialles
i la feixuga tornada a casa
sota ún sol meridià.

En arribar al pati ja s'olorava
l'arròs diumenger, 
corrien llavors
per ser el primer a besar la mare...
... I la sesta després de dinar.

Es van anar per sempre aquells diumenges.
Es van anar els pares i els germans.
Jo, amb el so i la frescor del aspersors,
torne a ser aquel nen i somric.

TRADUCCIÓN

Me lleva el fresco de la mañana
a aquellos días de almuerzo en el parque,
húmeda la tierra recién regada,
y el bocadillito de la madre,
sentados los cuatro en un banco del paseo.

Piscina después de la digestión,
chapoteo infantil entre risas
y la pesada vuelta a casa
bajo un sol meridiano.

Al llegar al portal ya se olía
el arroz dominguero,
corríamos entonces
para ser el primero en besar a la madre...
... I la siesta después de comer.

Se fueron para siempre aquellos domingos.
Se fueron los padres y los hermanos.
Yo, con el sonido y el frescor de los aspersores
vuelvo a ser aquel niño y sonrió.



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sábado, 5 de julio de 2014

TRADUCIENDO A MARTÍ DE VESES


TEXTO ORIGINAL

No eren “petites coses”:
vint anys en un calaix amagats
van aparèixer  quan vas envair
casa meva i vas embolicar,
capritxosa i juganera,
llengües, records i sentiments.

Diguis: Què en faré jo ara
amb les peces del desastre,
com tornaré a posar ordre
en aquest basar d’emocions
al que ni res ni ningú és al seu lloc.

I la resposta és la fugida i el silenci.

No, no és eixa la resposta,
i, mentre jo estigui viu,
cercaré la paraula
i la paraula tornarà
tot i que sigui per dir-me
que hi ha pits als que no batega un cor.


TRADUCCIÓN

No eran "pequeñas cosas":
veinte años en un cajón escondidos
aparecieron cuando tú allanaste
mi morada y revolviste,
juguetona y caprichosa,
sentimientos, y lenguas
y recuerdos.

Di: ¿qué haré yo ahora
con los restos del naufragio,
como volveré a poner orden
en este bazar de emociones
en el que ya nada ni nadie está en su sitio.

Y la respuesta es la huida y el silencio.

No, no es esa la respuesta,
y, mientras esté vivo,
seguiré buscando la palabra,
y la palabra volverá
aunque sea para decirme
que hay pechos en los que no late un corazón.






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viernes, 4 de julio de 2014

SONETO ALEJANDRINO

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Pablo Neruda.

Más cansado que triste, pues la tristeza cansa,
en las palabras busco la razón improbable
de tanto desvarío, la claridad dudosa
de tu existencia amarga, de mi pena infinita.

No hay respuesta -me digo- o solo la crueldad
es la repuesta cierta que al negarte me salva
y me convierte en víctima de un doloroso engaño
urdido de secretos y oscuros sentimientos.

¿Qué querías de mí? -me sigo preguntando-.
¿Para qué tanto halago y tanto agradecimiento?
¿A qué tanto gemido, tanta piel, tantos labios?

Solo el vacío queda de lo que fue en un tiempo
amor incontestable, quimérica esperanza
en incredulidad convertida y en asco.


    


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miércoles, 2 de julio de 2014

PRESENTACIÓN DEL NUEVO LIBRO DE ANTONIO RODRÍGUEZ: "LAS HOJAS IMPREVISTAS"






Antonio Rodríguez cuenta sus libros por premios y si nos sorprendió con El Camino de Vuelta, premio Arcipreste de Hita, y con Insomnio, premio Fractal, lo hace ahora con Las hojas imprevistas, premio Antonio Gala, que ayer fue presentado en la Librería Popular por el no menos premiado Javier Lorenzo Candel.

Antonio Rodríguez y Javier Lorenzo durante la presentación.

Javier Lorenzo exhibió ayer con maestría su faceta crítica para realizar un serio análisis de la trayectoria poética de Antonio y, en particular, del libro que se presentaba. Estas fueron sus palabras:


En los últimos años, la presentación de un libro de Antonio supone, al menos 

para mi, todo un acontecimiento, siquiera por el tiempo que hemos pasado 

juntos viendo cómo su obra aparecía y desaparecía a medida que su espíritu 

creativo iba o no iba abandonándolo, a medida que su formación o sus 
obligaciones laborales le alejaban de la creación, a medida que su 
pesimismo ocupaba un lugar mucho mayor que su poesía, o que su poesía 
acababa con su pesimismo.

El caso es que, de las muchas conversaciones mantenidas, yo sabía que, a 
pesar de todo, la obra de Antonio iba a romper el aislamiento a la que la tenía 
sometida, e iba a alcanzar el espacio del libro y de la consiguiente promoción 
editorial.

Y el tiempo me ha dado la razón al menos en tres cosas: la capacidad del 
poeta para abordar la creación poética como el trabajo de un orfebre, actitud 
para la que estaba sobradamente preparado, la inteligencia para dejar en 
verso asuntos tan interesantes como fundamentales en el territorio de la 
duda, y su sensibilidad comunicativa a través de poemas bellísimos que 
ahora se evidencian en sus libros.

Antonio era, ya en la adolescencia un poeta con una capacidad de entender 
el mundo extraordinaria, y yo tuve la suerte, como Pedro Gascón y otros 
amigos, de estar a su lado.

Y, al menos hasta la fecha, sus libros me han venido dando la razón, cosa 
que agradezco tanto por el placer de escuchar a Antonio, como por la 
satisfacción de no equivocarme ante mis detractores.

Pero abordemos ya el camino de la lectura de este nuevo libro

"Las hojas imprevistas" se sostiene sobre dos pilares firmes. El primero la 
apreciación del lenguaje como elemento fundamental de comunicación, el 
segundo la regeneración de la naturaleza, allí donde la muerte no es sino el 
comienzo de la vida. Y por encima de ambos pilares, una preocupación 
estética que va más allá del mero esteticismo para convertirse en pura 
filosofía.

El libro plantea una lectura exigente que, en un instante, desaparece para 
situar al lector en el mismo plano de análisis que el autor ha ido creando. 
Contribuye a ello la puesta en escena de elementos cercanos que proponen 
preguntas necesarias, situaciones reconocibles o preguntas ya visitadas por 
nosotros.

La bondad de Antonio es la de poner en el mismo plano expositivo la 
complejidad del pensamiento en trascendencia y la cercanía con el lector y 
sus asuntos.

Un pórtico excelente es el poema "Llueve", nacido de una reflexión estética 
que contiene la sensación de la lluvia, donde ataca el autor una cierta crítica social en la que el hombre atraviesa el cuerpo húmedo de las gotas en caída 
para pasar al plano de la reflexión de un tiempo presente que nos atormenta. 
O la tercera persona, que es primera en poemas como " Frágil" o " El hombre 
que camina". O en el tono culturalista en los poemas que hacen referencia a 
Adriano o a la ciudad de Roma, donde la impresión inicial del viajero se 
convierte en carta hacia la trascendencia a la que antes aludía. 

Y, luego, los temas principales en la larga sombra de la poesía: la muerte, el 
amor, el destino, el paso del tiempo, que se evidencian a lo largo de la 
lectura de "Las hojas imprevistas", y que son hitos que Antonio nos sitúa en 
el camino hacia la comprensión definitiva de su mundo y su escritura. 

Pero también encontramos una profunda crítica social que deja al 
descubierto algunas de la reflexiones de su anterior libro "Insomnio" ( que, en 
realidad fue escrito después de este) donde el tono que utiliza en los poemas 
filosóficos alcanza cotas de verdadera belleza como el poema "Lobos frente 
a corderos" o "Justicia" o "Silencio", por poner algunos ejemplos.

Los pequeños espacios donde se da la reflexión son también protagonistas 
del hilo argumental de libro. Desde la capilla Sixtina o la tumba de Juan 
Pablo II, hasta las pequeñas habitaciones o la casa familiar componen un 
locus que sirve de espacio vital para la poesía de Antonio. Y la mirada atenta 
a todo cuanto va apareciendo en esa especial percepción poética, una 
mirada abierta, no sólo a una naturaleza protagonista de buena parte de los 
poemas del libro, sino también atenta a la duda, a la pregunta, a la 
consideración de una respuesta que dé las claves del conocimiento.

En definitiva, " Las hojas imprevistas" es un libro mayor dentro del panorama 
de la poesía joven en España. Un libro de madurez de un poeta maduro, 
donde se conjugan un cuidado lenguaje, un gusto exquisito por la forma y 
una capacidad excelente para trascender a la propia experiencia de las 
cosas. Antonio nos está invitando a ir más allá a la hora de analizar todo 
cuanto nos rodea, y " Las hojas imprevistas" es uno más de sus manuales 
para reconocer las cosas de este mundo. Que lo disfruten.

Portada del nuevo libro de Antonio Rodríguez


Aun a sabiendas de que es un atrevimiento añadir nada tras las sabias palabras de Javier, quiero decir que Las hojas imprevistas nos muestra que estamos ante uno de los poetas más serios, profundos y comprometidos del panorama actual, todo ello dentro de una sobriedad y un equilibrio cercanos a la oda o a la elegía clásica, que nos transmiten serenidad pese a la crudeza de la reflexión sobre nuestra realidad. No dejéis de leerlo, lo agradeceréis.




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